Mundo del fin del mundo.
miércoles, 18 de febrero de 2009
Buenas noches amable lector. Hoy no me encuentro en buen estado. Las articulaciones de mis tobillos imploran descanso y mi cerebro marca Empty.
Estuve esperando que me llamaran todo el día desde Santiago para saber la suerte de Alvaro. Había hecho incluso las cotizaciones de la corona de caridad y la capilla ardiente, pero creo que no será necesario. Vivirá.
Los que no sé si lograrán llegar vivos a fin de año son los amigos lecheros, que son gente buena, que trabaja con animales nobles. Los lecheros se ven en la TV como viejos rancios que botan la leche si no les pagan el precio que quieren, pero no se equivoque, son gente trabajadora y arriesgada hasta el heroísmo y le llevan el buen producto lácteo por un bajo margen de ganancia. A su vez las vacas son animales abnegados e inteligentes. Sí, dije inteligentes y además curiosas. Están pendientes de cada cosa que uno hace. Hoy llegué a un predio con muchos sacos de sales minerales y vinieron a encontrarme desde lejos. Saben lo que es bueno y esperan con paciencia.
La baja en el precio de la leche me preocupa enormemente por todo lo que significa desperdiciar a estas buenas amigas bovinas, capaces de reconocer a todos quienes les rodean. Probablemente bajarán de peso, comiendo pésimos pastos producto de la sequía y alimentándose con pútridos silos mal preparados y concentrados malolientes llenos de ácaros.
Al igual que las mujeres, hay vacas pitucas, bien flacas y pechugonas. Estas me gustan pero su excesiva fineza termina por cansarlo a uno. Amigas holstein preparense para salir del hotel.
En el otro extremo tenemos a la vaquita rechoncha con modestas ubres. Son buenas y se las arreglan con lo que pueden. +1. :-)
Arriba el animo chiquillas.
Para pasar el mal rato, les recomiendo un buen libro. Se llama mundo del fin del mundo. Lo escribió Luis Sepulveda y como en todos sus libros, es imposible parar de leer. Luis Sepulveda es un viajero incansable y en esta ocasión muestra un parte de su vida a bordo de un barco ballenero a la cresta del mundo. Leálo a mi me gustó.
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Estuve esperando que me llamaran todo el día desde Santiago para saber la suerte de Alvaro. Había hecho incluso las cotizaciones de la corona de caridad y la capilla ardiente, pero creo que no será necesario. Vivirá.
Los que no sé si lograrán llegar vivos a fin de año son los amigos lecheros, que son gente buena, que trabaja con animales nobles. Los lecheros se ven en la TV como viejos rancios que botan la leche si no les pagan el precio que quieren, pero no se equivoque, son gente trabajadora y arriesgada hasta el heroísmo y le llevan el buen producto lácteo por un bajo margen de ganancia. A su vez las vacas son animales abnegados e inteligentes. Sí, dije inteligentes y además curiosas. Están pendientes de cada cosa que uno hace. Hoy llegué a un predio con muchos sacos de sales minerales y vinieron a encontrarme desde lejos. Saben lo que es bueno y esperan con paciencia.
La baja en el precio de la leche me preocupa enormemente por todo lo que significa desperdiciar a estas buenas amigas bovinas, capaces de reconocer a todos quienes les rodean. Probablemente bajarán de peso, comiendo pésimos pastos producto de la sequía y alimentándose con pútridos silos mal preparados y concentrados malolientes llenos de ácaros.
Al igual que las mujeres, hay vacas pitucas, bien flacas y pechugonas. Estas me gustan pero su excesiva fineza termina por cansarlo a uno. Amigas holstein preparense para salir del hotel.
En el otro extremo tenemos a la vaquita rechoncha con modestas ubres. Son buenas y se las arreglan con lo que pueden. +1. :-)
Arriba el animo chiquillas.
Para pasar el mal rato, les recomiendo un buen libro. Se llama mundo del fin del mundo. Lo escribió Luis Sepulveda y como en todos sus libros, es imposible parar de leer. Luis Sepulveda es un viajero incansable y en esta ocasión muestra un parte de su vida a bordo de un barco ballenero a la cresta del mundo. Leálo a mi me gustó.
